Iniciar una nueva web siempre es un desafío. La escritura siempre me ha acompañado y ahora que internet se ha convertido en un almacén de imágenes, tengo ganas de hablar de guion y de escritura cinematográfica.
Escritura… montaje… ¿No son caras de la misma moneda? La verdad es que no puede existir la una sin la otra. Introducir los ingredientes sin haberlos mezclado adecuadamente nos daría un plato poco apetecible…
Comencemos por el principio de esta etapa, en la que he comenzado a caminar como docente,formador,profesor,»maixu»… y un largo etcétera de sinónimos que son parte de lo mismo.
Enseñar aprendiendo, para aprender y enseñar. He encontrado en la docencia un manantial de satisfacción que se equipara a la dirección actoral, solo que no hay guion. Es aquí donde realmente estas obligado a replantearte tu manera de enseñar tal o cual tema… La verdad que nada sustituye al placer de escribir unas secuencias y posteriormente pedir a los actores que las representen.
Lo cierto es que las palabras muchas veces confunden, y la escritura de guion puede convertirse en un laberinto del cual es difícil salir. En la EICTV de cuba me enseñaron a entrenar la mirada y de ahí poder contar una historia con verdad. Esa verdad, que está escondida entre miles de caminos que deciden cruzarse cuando el personaje que creaste carece de motivación y debes volver a construirlo.
Cuando una historia es verdadera y los personajes tienen motivaciones genuinas, podemos ver una película sin utilizar el hemisferio izquierdo: ¿Que tal el rácord? ¿el niño esta mirando a los técnicos del set? ¿estará sobre-actuando?…
Cuando hoy me he enfrentado a la página en blanco, he dejado que las palabras me llevasen por lo mas inmediato: el guion. Os dejo con una cita y secuencia de «el ladrón de orquídeas». Espero la disfrutéis.
“Cada orquídea se parece a un determinado insecto, así que el insecto se siente atraído por esa flor, su doble, su alma gemela, y no hay un anhelo mayor para el que hacerle el amor, cuando el insecto se aleja, divisa otra flor-alma-gemela y le hace el amor, polinizándola, y ni la flor ni el insecto entenderán jamás el significado de este acto de amor, pero ¿cómo van a saber ellos que gracias a su danza el mundo sigue girando? y así es, por el simple hecho de hacer lo que están llamados a hacer ocurre algo grande y magnífico, en ese sentido nos enseñan a vivir, nos enseñan que el único barómetro que tenemos es el corazón, y cuando descubres tu flor no puedes dejar que nada te aparte de ella.”